Nació el 6 de agosto de 1941 en La Pastora, Caracas. Se graduó de médico cirujano (1966) en la UCV y realizó la medicatura rural en las poblaciones de San Francisco de Asís y la Colonia Tovar, del estado Aragua. Entre 1968 y 1970 realizó el postgrado en Dermatología en el Hospital Vargas; luego el postgrado en Salud Pública en la UCV y, durante siete años, fue Jefe del Servicio de Dermatología Sanitaria de Caracas. Trabajó en el Leprocomio de Cabo Blanco en La Guaira, integrado al equipo de investigación que encabezaba Jacinto Convit.
Publica en 1979 el libro “Del ejercicio privado de la medicina o de la alienación del acto curativo”. Entre 1983 y 1994 ejerció como Director del Hospital de Puerto Ayacucho, adjunto al Comisionado de Salud y  posteriormente, Director Regional de Salud.
En 1994 es nombrado Director General Sectorial de Malariología y Saneamiento Ambiental y luego Director de Salud del estado Aragua. Allí construye la estrategia del modelo de atención integral en salud que, en síntesis, consiste en lograr que la oferta de los servicios se organice a partir de la demanda y no que los ciudadanos que requieren atención médica adapten sus necesidades a lo que el sistema de enfoque curativo asistencial le ofrece.
En febrero de 1999 es nombrado ministro de Sanidad y Asistencia Social, posteriormente ministro de Salud y Desarrollo Social, cuando se fusionan ese año los ministerios de la Familia y de Sanidad. Hasta febrero de 2001, el Dr. Rodríguez Ochoa luchó por la gratuidad de la salud, por la equidad, por la solidaridad hacia la conformación de un sistema único de salud. Vislumbró también la necesidad de los más excluidos cuando apostaba por el rescate de la atención primaria y por la formación de médicas y médicos que estuvieran dispuestos a trabajar al lado de las comunidades. Fue autor y coautor de varios trabajos de investigación sobre enfermedades de la piel y fue un activo participante en diversas labores de tipo gremial. Se había iniciado como luchador social a los dieciséis años contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
En 2002, Venezuela perdió a uno de sus galenos más trabajador, abnegado, solidario, de aquellos que no tuercen la mirada ante la tragedia sino que se le plantan al frente tomando de la mano a quien sufre para curarlo y acompañarlo.


Gilberto… el hombre


El nombre que hoy lleva el Hospital Cardiológico Infantil Latinoamericano rinde tributo a la labor de un hombre que dedicó su vida a la medicina pública en nuestro país, siempre con una visión de servicio público y justicia social.
Joaquín Pereira, en la biografía que hizo acerca de la vida del Dr. Gilberto Rodríguez Ochoa escribió lo siguiente: “Acercarse a la vida de un personaje como el del Dr. Gilberto Rodríguez Ochoa hace que nos sintamos cuestionados en nuestra manera de ver y sentir el mundo. Su verticalidad ética y su sensibilidad social nos confronta, tanto profesional como humanamente. Llamamos al dr. Rodríguez Ochoa “Quijote” de la medicina en Venezuela por la visión crítica que poseía ante la forma como se ejercía, y se ejerce, el acto curativo – asumido como un bien de intercambio dentro de una sociedad capitalista, además por su capacidad de soñar con una sociedad más justa e integrada”.
Quienes lo conocieron coinciden que Gilberto Rodríguez Ochoa era un filósofo y un luchador social prestado a la medicina. Consideraba que “la peor enfermedad es la vida que llevamos”, por eso dedicó su trabajo a tratar de mejorar las condiciones de vida de la gente, lo que contribuye a reducir los problemas de salud. Para él era impensable ejercer la medicina detrás de un escritorio, alejado de la realidad de las y los pacientes. Quizás por ello nunca dio una consulta privad, prefirió la ruta del servicio público para estar cerca de la comunidad, de aquellos que necesitaban de un médico, un profesional que pensara en la gente antes que en el beneficio propio. Así era él: sensible, humano y sencillo.